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Mostrando entradas de septiembre, 2013

Ejercicios narrativos I

[Ejercicio descriptivo. Reconstrucción de la Ave. Palmira, en Cuernavaca ] Antonio cierra con prisa la puerta para que el perro no se salga. Con una pierna empuja levemente el cuerpo del perro y con el resto saca la bicicleta de la casa. Logra salir con mucho trabajo . Son las siete de la mañana y la luz va saliendo poco a poco. El recorrido ha sido el mismo desde hace cinco años. La privada es muy corta y para terminar satisfecho necesita completarla al menos tres veces. Es un sendero irregular y las llantas ya han sufrido las consecuencias. De la puerta de la casa y hasta cinco metros adelante, hacia la izquierda, el adoquinado es de concreto, pero llegando al portón de doña Francis, el camino es de terracería, no sólo son las piedritas de grava y polvo sino también las hojas de los tabachines, palitos, basura y hasta excremento de toda la variedad de animales que viven en esa parte de la calle. Entonces, tiene que regresar a la casa e irse al otro extremo de la privada, el

Dioniso

Tu cabeza está hirviendo y con las manos húmedas intentas quitar lo que te provoca tanta irritación en la garganta. Te rodea una pestilencia insoportable: desprecio, angustia, cigarros, cerveza, sangre, vómito; todo está fusionado en un aroma que perfora tus fosas nasales. Abres los ojos. La luz del sol se mete como una navaja en tus párpados. Estás en tu hogar, con la misma suciedad y las puertas oxidadas. Una melodía comienza a sonar en tu cabeza, quizás una canción que escuchaste cuando eras pequeño.             - Yo quiero ser como mi papá …- susurras débilmente, de la comisura de tus labios resbala un líquido burbujeante. Tu visión es borrosa . Ante ti se dibuja una figura femenina, logras distinguir en su rostro moretones y lágrimas, de su falda se sujeta fuertemente una criatura de coletas. La pequeña  no se da cuenta de tu deplorable estado y , al notar que te has despertado , se acerca abriendo los brazos. Frunces el ceño ¿Quién  es esa criatura? ¿Papá? ¿Te est

¿Dónde esta Wally?

Esta tarde Andrés llego muy asustado al restaurante. Traía entre sus manos un libro de pastas coloridas. Me contó que camino al trabajo se topo con un bazar de pulgas y movido por la curiosidad se acerco con la esperanza de encontrar una chachara, de esas que tanto llaman su atención. En una caja desvencijada que contenía cómics encontró el libro que apretaba contra su pecho. Al ver aquel personaje de eterna sonrisa y suéter rojiblanco, se emocionó mucho. Al hojear el libro, recordó momentos agridulces de su infancia. Al abrirlo pudo ver que las hojas estaban muy pálidas y al llegar a la última página se altero tanto que tuvo que salir corriendo del lugar. No soltó el libro, simplemente corrió. Le di un té para que se calmara y mesereó un rato, pero después de tres horas se encerró en el baño. El gerente lo mandó a descansar. Ya no volvió al restaurante. Semanas después nos enteramos de su muerte. Lo había encontrado en la sala, con el libro abierto a un lado de él. Le faltaba la