A los 10 años tuve una etapa en la que me gustaba observar piedras. Casi todas las tardes exploraba con los pies desnudos el enorme terreno baldío que se extendía afuera de la casa de mi bisabuela. Mi actividad preferida era treparme en los enormes pedruscos fracturados del cerro, mirar hacia sus adentros y recorrer con los dedos los surcos de la corteza rosácea. Podía pasarme horas observando detenidamente el brillo de los cristales fluctuando con la intensidad de la luz solar. Ese mismo estado de misterio y fascinación produce la lectura de Eiko & Koma (Libros Magenta, 2016) de Forrest Gander. El libro es el resultado de una revisión exhaustiva de los distintos registros que el poeta norteamericano ha labrado a lo largo de su trayectoria.
También se trata de una muestra amplia que nos permite profundizar en el trabajo de un poeta que ha dialogado de manera cercana y constante con poetas fundamentales para la poesía mexicana como Pura López Colomé, Coral Bracho y Alfonso D’Aquino.
Por los temas, la forma en que se construye la voz poética y la
naturaleza del proyecto, puede definirse como un libro raro dentro del panorama literario de nuestro país y por ello,
sumamente encomiable. El autor no cae en la tentación de armar su poesía con
entramados efectistas para llamar la atención momentánea del lector. Todo lo
contrario, es bastante sutil. Su discurso poético construye también desde lo
que no se dice, como evocando el espacio negativo que es tan valorado en la
estética japonesa; así los poemas no son sólo una acumulación de imágenes poéticas,
sino que también parten de gestos literarios que son atravesados por diferentes
disciplinas artísticas. Gander no es un poeta de imágenes escandalosas, apenas si
sugiere alguno de los trazos de las mismas, para que los lectores activen el
mecanismo final que develará la imagen poética en toda su plenitud. Una de las
habilidades poéticas de Gander es lograr capturar los distintos movimientos de
los organismos naturales, desde el halo de luz que atraviesa una roca hasta el
despliegue corpóreo de la danza Butoh. Sin embargo, no sólo se trata de atraparlos
y hacerlos poesía, sino de diseccionarlos para convertirlo en figura
lingüística. La intención gráfica tampoco es gratuita y hay una clara
construcción deliberada al momento de poner el verso sobre la hoja, como si el
autor nos trazara puntos cartográficos de un terreno poético seductor por lo
que oculta, pero ávido de mostrarlo. El poeta se las arregla para adentrarse en lo
más profundo de la percepción humana sin nombrarla directamente, apenas la
sugiere con delicadas pero contundentes imágenes térreas.
Respecto al trabajo de traducción al español, como sucedió en fungus skull eye wing (Copper Canyon
Press, 2013) —libro de Alfonso D’Aquino
traducido por Forrest Gander al inglés— no es el mero traslado de
palabras de una lengua a otra, sino la reconstrucción semántica, formal y
gráfica del poema que conserva la misma fuerza
natural que en su lengua originaria. Ambos libros no se quedan en la
construcción de una experiencia estética o formal, también nos invitan a una
exploración sensorial de algunos signos culturales que se expresan en este non human world que han explorado ambos
autores.
Como editor y traductor, D’Aquino nos ofrece una mirada a temas
recurrentes en la poesía, pero poco analizados: las piedras, la vegetación y la
ciencia. Eiko & Koma y otros poemas
es una suerte de gabinete de curiosidades que nos ofrece una mirada íntima pero
no morbosa, a los intereses de dos poetas que se han esforzado por crear
espacios poéticos ajenos a la coyuntura, a la exposición que se extingue
fácilmente, y al facilismo retórico. Cada una de las estancias no sólo nos presenta
diversas etapas de la obra de Gander sino toda una propuesta estética y
temática de la configuración de la voz poética. Por un lado, tenemos los extensos
y elaborados poemas de Mano:
Where are you going? Ghosted with dust. From where
have you come?
Dull assertiveness of the rock heap, a barren
monarchy.
Wolfspider, size of a hand, encrusted with dirt at the
rubble’s edge.
What crosses here goes fanged or spiked and draws its
color from
[the
ground.
Xanthic shadows at the edges.
Where are we going? Ghosted with dust. From where have
we come?
¿A dónde vas? Fantasma empolvado. ¿De dónde has venido?
Roma
resolución del montón de rocas, árida monarquía.
Una araña lobo
del tamaño de una mano, incrustada en la basura al
[borde
de los escombros.
Lo que aquí
cruza tiene colmillos o espinas y extrae su color del suelo.
Jántica sombra
en los bordes.
¿A dónde
vamos? Fantasma empolvado. ¿De dónde venimos?
en contraparte
con la sutileza, muy cercana al haiku, de La
colección de piedra azul:
A deer in the sun
covered with flies.
Un venado al sol
cubierto de moscas.
En otros
momentos, el lenguaje poético construye —a
través de imágenes muy concretas— historias
vegetales que parecen formar parte de un espacio sin tiempo como sucede en Lovegreen:
That the trunk,
submerged in air,
whirling leaves, tresholds-out. On the bark of
its leader stem, a
black-capped
chickadee pins caterpillars and lacewings.
Que el tronco, sumergido en el aire,
girando sus
hojas, salga del umbral. En la corteza de
su rama principal, un paro
carbonero
de capucha negra prende orugas y crisopas.
Este lenguaje
poético se basa en un sentido muy controlado de la exploración de la
naturaleza, de un mundo aparentemente no humano que no hace más que expresarse bajo
términos corpóreos. Es como si el poeta intentará hacernos ver que la supuesta
“civilidad” que nos separa de otras especies no es más que evasión mental, pues
todos, con nuestros cuerpos formamos parte de este mundo natural. Esta
exploración alcanza un momento sumamente interesante en la última estancia del
libro.
Eiko y Koma
son dos de los más importantes intérpretes de danza Butoh, una expresión
enigmática del cuerpo que requiere de una sensibilidad muy particular de quien
la observa. Durante varios meses, Gander acompañó a la pareja de artistas y
escribió una serie de poemas que logran recrear el ambiente etéreo que se forma
cuando los danzantes se encuentran en el escenario:
And begin to emerge. From their
long float. From basements of sleep.
Here on the earth’s wet
stage. Hair and leaves mixed
with leaves and hair. Vision sloughing
to make room for vision.
Two figures and
caesura, a space of
longing. Bound by the
unwritten. Unwakened
Y
empiezan a emerger. Desde su
prolongado
flotar. Desde los basamentos del sueño.
Aquí en
la húmeda estación
de la tierra.
Pelo y hojas mezclados
con hojas
y pelo. Visión desprendida
para
hacer espacio a la visión.
Dos
figuras y
cesura,
un espacio de
anhelo.
Atadas a lo
no
escrito. Sin despertar
En el ensayo Filosofía de la danza, Paul Valery
reflexiona sobre esta expresión estética, pero al mismo tiempo propia del
cuerpo humano. La danza rompe con la utilidad
del cuerpo, los músculos se doblan para alcanzar algo desconocido y poco lógico
en el mundo “real”. Y lo busca porque a través del movimiento, el danzante crea
un mundo propio para sí mismo y para quien lo observa. Para Valery la danza es
poesía: “Un poema, por ejemplo, es acción,
[…] Este acto, al igual que la danza, no tiene otro fin que el de crear un
estado; este acto se asigna a sus propias leyes […] Empezar a recitar versos es
entrar en una danza verbal”. Justamente, esto es lo que sucede con Eiko y Koma, aunque en este caso
particular, el movimiento de la imagen poética no sólo se da en el espacio de
la oralidad. El texto que se plasma en la hoja está vivo: se tuerce, se contrae
y yergue durante la lectura, así como los danzantes en el escenario. Un ejemplo
claro de esta intención se encuentra en Faithfulness:
A life might change a
person’s life might change with
a gesture or
shaping
phrase in albumen flare
and
gentleness from wich
gestate bodies
wake supple
and
strange
as an oyster
dilation of her nostrils slow
contraction of his ribs breeze
in the mulch
(lifebreath)
on finger joins and
leaves
her gape palpating the
shadow over her face
Una vida puede cambiar la
vida de una
persona puede cambiar con
un gesto o una frase
hormada en la luz albumínica
y
en mansedumbre desde la que
gesta cuerpos
que
despiertan dúctiles y
extraños como un ostión
dilatación de las
fosas nasales lenta
contracción de las
costillas brisa
en el estiércol
(alientodevida)
él junta un dedo y
deja
el palpitante boqueo
la
sombra en el rostro de
ella
Los poemas de
Gander no sólo son el registro de emociones ni momentos, son todo un continuo
existir de la particular característica sensorial del discurso poético. Eso se
nota en un libro discreto en su manufactura, pero no por ello menos celebrable,
porque la intención del editor y del poeta no es llamar la atención sólo porque
sí, todo lo contrario, más allá de los juegos ornamentales vacuos que abundan
en la edición contemporánea, D’Aquino le da el total protagonismo a la poesía
de Gander. A lo literario. A lo que realmente perdurará en la cabeza del lector.
Este libro es el resultado de un cuidadoso y constante trabajo de traducción y
lectura que Forrest Gander ha entablado con Alfonso D’Aquino desde 1998. Eiko y Koma y otros poemas es una
exhaustiva selección que realizó D’Aquino, una recopilación antológica de los
textos de Gander y una lectura personal de su poesía.
Debido a la
peculiaridad que propone este libro, resulta lamentable que un trabajo tan
esforzado, cuidadoso y particular tenga tan poca visibilidad. La poca atención
que ha recibido es la muestra de dos fenómenos que me parecen urgente de
analizar y resolver en el ambiente literario de nuestro país. El primero
obedece a que como editores tenemos que pensar en nuevas formas de distribución
y promoción de nuestros libros: no basta con las presentaciones, las reseñas en
medios “privilegiados”, o los anuncios en redes sociales. Hay que hablar sobre
ellos con los lectores, mover el cuerpo para que estos libros cobren vida en
sus manos y no queden eternamente dormidos en una bodega; sobre todo aquellos
realizados con presupuestos públicos. Cabe mencionar que este libro fue
realizado gracias al Programa de Apoyo a la Traducción (PROTRAD) que otorga el
FONCA, por eso también resulta urgente resolver el silencio que lo ha rodeado. Por
otra parte, es realmente lamentable ver que si un poeta no se inserta al
absurdo juego de la farándula literaria se desdeñe su trabajo, como si por ello
no existiera. Es vergonzoso porque la vida pública de un poeta no tiene nada
que ver con su literatura y entonces estamos encumbrando poesía con fecha de
caducidad o “estrellas” literarias, que no son escritores ni poetas,
olvidándonos por completo de autores que se esfuerzan por crear obras y
proyectos que logren un diálogo real con sus pares y con sus posibles lectores.
Esto habla de un ambiente literario poco crítico y poco preocupado por la
verdadera literatura.
Eiko y Koma y otros poemas es un libro multidimensional, no sólo por
las distintas disciplinas que confluyen en él (poesía, fotografía, danza y
ciencia), o por los distintos registros que presentan las estancias del libro,
sino porque éste puede ser un punto de referencia para comprender las
posibilidades que, como escritores, editores y lectores, tenemos para hacer que
la poesía se despliegue y se transforme en un libro.
Eiko
& Koma, de Forrest Gander, traducción y edición de Alfonso
D´Aquino, Libros Magenta, México, 2016, 164 pp.
[Una versión editada de esta reseña se publicó en el Periódico de poesía de la UNAM y se puede consultar en el siguiente link: https://periodicodepoesia.unam.mx/texto/tierra-y-movimiento-la-voz-poetica-de-la-naturaleza/]
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